La estadounidense Lee Redmond, de 75 años, dejó que las uñas le
crecieran durante 30 años sin cortarlas: su meta era conseguir las uñas
más largas del mundo. ¡Y lo consiguió! Las uñas le crecieron un total de
89 cm
Youtube/nollygrio
Lee siempre se cuidó las uñas con esmero, que mostraba orgullosa a cualquiera que mostrara curiosidad por ellas. Nunca le dieron problemas en su vida diaria gracias a un sistema que ella misma desarrolló: lo único que no contaba a nadie era cómo lograba ir al baño.
Su sueño se hizo realidad y consiguió entrar en el Libro Guiness de los Récords; estaba loca de alegría.
Sus uñas no solo eran su mayor orgullo: también eran un escudo tras el que podía esconderse.
Pero un día la fortuna le fue esquiva: Lee sufrió un accidente de tráfico y ¡sus adoradas uñas se le rompieron!
"Vi una sombra y, a continuación, oí un enorme 'bang'. Oí cómo se me rompían las uñas y comencé a llorar". Era su peor pesadilla: en la bolsa de la foto Lee muestra lo que quedó de sus uñas.
Durante un tiempo, se sintió completamente perdida. Sentía que en aquel accidente no solo había perdido las uñas, sino también una gran parte de su personalidad.
Sin embargo, finalmente recuperó su fuerza. Las uñas empezaron a crecerle de nuevo, lo que supuso una cura tanto física como emocional.
Esto la ayudó a volver a disfrutar de la vida. Sus nietos, a los que les fascinaban sus enormes uñas, miraban con emoción como le volvían a crecer.
Youtube/nollygrio
Lee siempre se cuidó las uñas con esmero, que mostraba orgullosa a cualquiera que mostrara curiosidad por ellas. Nunca le dieron problemas en su vida diaria gracias a un sistema que ella misma desarrolló: lo único que no contaba a nadie era cómo lograba ir al baño.
Su sueño se hizo realidad y consiguió entrar en el Libro Guiness de los Récords; estaba loca de alegría.
Sus uñas no solo eran su mayor orgullo: también eran un escudo tras el que podía esconderse.
Pero un día la fortuna le fue esquiva: Lee sufrió un accidente de tráfico y ¡sus adoradas uñas se le rompieron!
"Vi una sombra y, a continuación, oí un enorme 'bang'. Oí cómo se me rompían las uñas y comencé a llorar". Era su peor pesadilla: en la bolsa de la foto Lee muestra lo que quedó de sus uñas.
Durante un tiempo, se sintió completamente perdida. Sentía que en aquel accidente no solo había perdido las uñas, sino también una gran parte de su personalidad.
Sin embargo, finalmente recuperó su fuerza. Las uñas empezaron a crecerle de nuevo, lo que supuso una cura tanto física como emocional.
Esto la ayudó a volver a disfrutar de la vida. Sus nietos, a los que les fascinaban sus enormes uñas, miraban con emoción como le volvían a crecer.
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