
Por Felipe Carmona
Cuando pensamos en la comida rápida, nos suele venir a la cabeza la idea de que toda ésta es comida chatarra y que todo lo que la rodea es, igualmente, chatarra. Pero hay empresas como la cadena estadounidense Chick-fil-a que se están poniendo a la vanguardia de las demás y están encargándose de que nunca más pensemos mal de ellas.
¿Cuántas veces botaste un vaso sin saber dónde iría a parar?
Esta cadena de restaurantes le pide a sus clientes que desechen sus vasos de poliestireno por separado para que luego, ellos comiencen su viaje a ser un aporte que la comunidad agradecerá: bancas para plazas públicas.Cerca de 6 mil vasos llegan a ser aseados y destruidos cada semana.

Luego de ser picados en pequeños pedazos, se comprimen y se fabrican bloques con el material que luego viaja hasta Iowa, donde una empresa especializada recibe estas grandes piezas de material comprimido y los vuelve a despedazar.
Los pedazos resultantes del último proceso son mezclados con otros materiales que dan origen a la materia prima de las bancas.

Con el material en forma líquida, proceden a solidificarlo con las formas que constituyen una banca. Tal como si fuera un Lego.

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